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El 'robo' a Djokovic en Montecarlo urge a aplicar la tecnología también en tierra batida

La repetición demostró que la bola, que la juez de silla decretó que había sido buena tras ver la huella del bote, había sido claramente mala


Urge aplicar la tecnología también en la tierra batida. El clamoroso error de la juez de silla Aurelie Torte, que dio por buena una bola de Musetti que había salido claramente fuera en su encuentro contra Novak Djokovic de este jueves en el Masters 1.000 de Montecarlo, vuelve a avivar el debate acerca de la conveniencia de aplicar el arbitraje automático también sobre polvo de ladrillo.

Djokovic mandaba en su partido frente al italiano por 6-4 y 4-3 cuando llegó la polémica. El número uno del mundo reclamó a la juez de silla que bajara para comprobar sobre el terreno cómo un golpe del italiano había botado pasada la línea de fondo. Y la árbitro francesa bajó, vio la huella del bote y consideró que parte de ésta no se veía porque la bola había tocado la línea.

Ni siquiera viendo el bote sobre el terreno Djokovic y Torte se ponían de acuerdo. El jugador serbio, desesperado, defendía con vehemencia que el bote dejaba bien a las claras que la bola había sido fuera, pero la francesa esgrimía que había tocado línea.

La repetición posterior le daba la razón a un ofuscado jugador balcánico y desvelaba que la bola había sobrepasado por mucho, dos o tres dedos, la línea de fondo.

El serbio no sólo pasaba a perder 15-0 en lugar de cobrar ventaja en el octavo juego del segundo set, sino que comenzó a perder los nervios desde ese momento. Terminó cediendo por 7-5 la segunda manga, en la que aumentó el número de errores no forzados. E incluso en un cambio de lado rompió una de sus raquetas de un fuerte pisotón.
Numerosos torneos han implantado ya la tecnología automática prescindiendo de los distintos jueces de línea. Pero la ATP continúa a día de hoy defendiendo en los partidos sobre tierra batida el 'factor humano' y que el juez de silla, comprobando sobre el terreno el bote de la bola, sea quien dictamine en caso de conflicto si una bola ha entrado o no.

El tenis, con la aplicación del ojo de halcón y el arbitraje automático sobre otras superficies, ha constituido un ejemplo de cómo mejorar aplicando las nuevas tecnologías, aunque para los 'puristas' haya perdido algo de su esencia.

De hecho, la exitosa aplicación del arbitraje tecnológico en el tenis ha facilitado que el fútbol siguiera sus pasos y comenzara con la implantación del VAR, aunque ya son muchas las voces que piden que el fuera de juego también sea controlado automáticamente por la tecnología para evitar que un factor humano, como es el de congelar la imagen unas décimas de segundo antes o después, pueda condicionar el resultado final de la decisión arbitral.