Zona Satelite!!

El Estado habría ingresado más de 30 millones de euros de cuentas bancarias abandonadas en el año 2021, ya que Patrimonio recibe por ley dinero y valores de cuentas que llevan sin actividad más de 20 años.



El Estado habría ingresado más de 30 millones de euros de cuentas bancarias abandonadas sólo en el año 2021, el último con datos actualizados. Y es que según la ley del Patrimonio de las Administraciones Públicas, las entidades financieras depositarias de bienes muebles y saldos abandonados deben comunicar al Estado la situación de estos remanentes cuando no hayan encontrado heredero o no tengan movimientos desde hace 20 años.

Según la ley del Patrimonio de las Administraciones Públicas, los saldos de cuentas y libretas inactivas y todo el efectivo van destinados a las arcas del Estado para a su vez financiar programas para la mejora de las condiciones educativas de las personas con discapacidad.

La norma controla que las entidades dejen constancia de los valores, dinero y demás bienes muebles depositados en la Caja General de Depósitos y en entidades de crédito, sociedades o agencias de valores. Además, la ley obliga a dichas entidades a informar de los saldos de cuentas corrientes o libretas de ahorro abiertas.

Todo ellos queda estipulado en el artículo 18.1 de la Ley 33/2003 del Patrimonio del Estado, cuando determina que corresponden a la Administración General del Estado los valores, dinero y demás bienes muebles depositados en la Caja General de Depósitos y en entidades de crédito, sociedades o agencias de valores o cualesquiera otras entidades financieras, así como los saldos de cuentas corrientes, libretas de ahorro u otros instrumentos similares abiertos en estos establecimientos, respecto de los cuales no se haya practicado gestión alguna por los interesados que implique el ejercicio de su derecho de propiedad en el plazo de veinte años.

Este es uno de los riesgos que conlleva para el cliente con una cuenta abandonada: aunque tenga poco dinero o nada, el hecho de mantener esa cuenta y no cancelarla genera unos gastos, y por lo tanto una deuda que finalmente hay que afrontar. La única manera de que un banco no cobre nada por una cuenta es que esta no exista: si está inactiva o abandonada, aún a saldo cero, sigue generando un gasto y por lo tanto una deuda que hay que pagar.