PP, Cs y Vox acusan a Sánchez de traición y de humillación y puñalada al Estado

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PP, Cs y Vox acusan a Sánchez de traición y de humillación y puñalada al Estado y exigen elecciones 'ya'


45.000 personas, según la Delegación del Gobierno, y 200.000, según los organizadores, han participado en la concentración convocada por el PP y Ciudadanos y a la que se ha adherido Vox para exigir la salida de Pedro Sánchez de la presidencia del Ejecutivo y la convocatoria inmediata de elecciones generales. La cifra, en cualquier caso, queda lejos del apelativo de "histórico" con el que se pretendía solemnizar este acto que, a diferencia de otros con los que se ha denunciado la deriva del independentismo catalán hacia la unilateralidad y la ilegalidad, no ha sido de la sociedad civil sino que ha tenido un carácter acusadamente partidario. Y eso que se ha prescindido de los símbolos y logotipos de los partidos y solo se ha visto una marea de banderas españolas salpicadas por algunas de la UE.

La concentración ha tenido un único y omnipresente protagonista, Pedro Sánchez, que es contra quien se han dirigido todas las diatribas y a quien se han enviado los mensajes que con palabras muy gruesas -traición, humillación, puñalada...- han formulado los líderes de los partidos convocantes para exigir ese inmediato llamamiento a las urnas que llevan reclamando desde el minuto posterior al triunfo de la moción de censura contra Mariano Rajoy.

Prueba del interés partidista y electoralista de los convocantes es que lo que motivó la concentración, la introducción de la figura del relator en la mesa de partidos catalanes con la que se quería restablecer el diálogo con Cataluña pertenece ya al pasado. No sólo la propuesta del relator ha sido retirada, sino que el Gobierno ha suspendido sus negociaciones con la Generalitat. El anuncio se produjo después de que los dos partidos que sustentan al Govern, ERC y PDeCAT, oficializaran el viernes su rechazo a los Presupuestos al mantener la Esquerra su enmienda a la totalidad y registrar los posconvergentes la suya. Pero la causa aducida fue, en palabra de la vicepresidenta Carmen Calvo, que "los grupos independentistas no aceptan el marco de diálogo que hemos propuesto". Es decir, su insistencia en poner encima de la mesa el referéndum de autodeterminación. Así pues, nada más lejos de la realidad que afirmar que el Gobierno ha 'vendido' a los independentistas la unidad de España y la soberanía nacional. Pero estamos en periodo preelectoral y todo vale con tal de evitar que las urnas confirmen el ascenso del PSOE que auguran las encuestas.

En el acto de este domingo, que ha sido un fiel reflejo del convulso e impredecible panorama de la política nacional, ha habido también un convidado al que los dos principales partidos de la derecha toleran porque son conscientes de que a partir del 26 de mayo pueden necesitarlo si quieren arrebatar el poder autonómico y municipal al PSOE en muchos puntos de España, como ya ha sucedido en Andalucía. Se trata de la extrema derecha de Vox, desagradable para unos y fuente de inspiración para otros. Lo que para Ciudadanos sigue siendo un 'foco de infección' cuya proximidad y contagio se esfuerza en evitar, para el PP es el modelo que su nueva dirección se ha empeñado en imitar copiándole el discurso punto por punto. Baste como ejemplo la facilitad con la que Pablo Casado ha sustituido la expresión 'violencia de género', con la que se define un fenómeno cuyo reconocimiento ha costado décadas conseguir, por la desganada 'violencia doméstica'. Por no mencionar su reciente declaración en contra del aborto asegurando que "para financiar las pensiones hay que tener más niños" (sic).

La distinta percepción que ambas formaciones tienen de los 'ultras' se ha escenificado claramente en la foto final del acto cuando los convocantes han subido al escenario desde el que se ha leído el manifiesto. Mientras que Pablo Casado no ha tenido inconveniente en situarse cerca de Santiago Abascal, Albert Rivera se ha esforzado en colocarse un poco más lejos del líder de Vox, como si eso le librara de la contaminación del partido con el que está como loco por pactar. Manuel Valls, candidato a la Alcaldía de Barcelona por una plataforma impulsada por el partido naranja y muy crítico hacia cualquier roce con la extrema derecha, ha acudido al acto pero no se ha sumado al nutrido grupo de dirigentes de las tres formaciones que se han agolpado en el estrado para la foto. Y esa imagen sí que ha sido histórica y lo más destacado del acto de Colón. Después, Valls ha hecho una declaración a La Sexta en la que ha dicho que "hay con gente que yo no tengo que estar", confirmando su postura radicalmente contraria a cualquier acercamiento a Vox.

Casado, Rivera y Abascal no han pronunciado discursos pero sí han hecho una breve declaración cada uno de ellos antes de que arrancara la concentración. El líder de Vox ha sido el primero en hablar y lo ha hecho para coincidir con Pablo Casado, que el miércoles pasado lanzó toda una retahíla de descalificaciones contra Sánchez al hilo de la polémica del relator, en la denuncia de la "traición de un Gobierno ilegítimo". Abascal ha lanzado cuatro peticiones: detener al presidente de la Generalitat, Quim Torra, por apelar a la vía eslovena; suspender la autonomía de Cataluña para "restablecer el orden constitucional y el Estado de Derecho"; desarticular a las bandas mafiosas y violentas -los CDR a los que no ha mencionado expresamente- y convocar inmediatamente elecciones.

Polo después ha hablado Rivera para dirigir este mensaje a Pedro Sánchez: "Convoque ya elecciones". El líder de Ciudadanos ha proclamado un "¡No al separatismo!" y ha asegurado que "hoy por tanto somos miles y miles de españoles los que le decimos no a los indultos y decimos sí a la Constitución. El clamor hoy es que queremos votar. Sánchez nos engañó, dijo que iba a haber elecciones y no las hay". A su juicio, el día de hoy marca un antes y un después en la legislatura porque "hoy Sánchez nos va a escuchar" y no va a tener más remedio que cumplir lo que prometió.

'El tiempo de Sánchez se ha acabado', mensaje central del acto

"Hoy empieza la reconquista del corazón de los españoles", ha asegurado Pablo Casado. El líder del PP ha insistido en que "el tiempo de Pedro Sánchez ya ha acabado" y en la necesidad de que se convoquen ya elecciones generales. Entre otras cosas, Casado ha acusado al Gobierno de ser cómplice de las presiones al poder judicial que se han materializado en escraches a los jueces -en concreto a Pablo Llarena, instructor de la causa del 'procés'- y en lanzamiento de excrementos contra los juzgados en los últimos días, cuando está a punto de comenzar el juicio contra los líderes independentistas. "Tenemos dentro de cien días tres elecciones de ámbito nacional: municipales, autonómicas y europeas. Esa España de los balcones tiene que bajar a las calles y condenar lo que está pasando en España, para que el resultado electoral sea inequívocamente una censura al Gobierno de Pedro Sánchez", ha dicho.

Los periodistas Carlos Cuesta, adjunto al director de OK Diario; María Claver, articulista de este diario digital, y Albert Castillón, de la plataforma de radios por internet Radio 4G, han sido los encargados de leer el manifiesto pactado para el acto. Cuesta ha empezado subrayando la petición de que no hubiera símbolos ni logotipos de los partidos en la concentración. Pero ese carácter pretendidamente 'no partidario' del acto ha quedado desmentido precisamente por la vinculación de los tres periodistas a las tres formaciones de las que ha partido la convocatoria: PP, Ciudadanos y Vox. Claver fue jefa de prensa del que fuera vicepresidente en el Gobierno de José María Aznar, Rodrigo Rato. Ya con Mariano Rajoy al frente de la Moncloa, la periodista asumió la dirección general de Medios y Diplomacia Pública en el Ministerio de Asuntos Exteriores de José Manuel García-Margallo.  Carlos Cuesta ha presentado programas en 13TV y en la actualidad colabora en tertulias como El cascabel, también de 13TV, y fue premiado en 2014 por la organización de ultraderecha Hazte Oír. Albert Castillón es un periodista de Radio y Televisión, que trabaja en Antena 3 y que no oculta su vinculación con Ciudadanos.

"Traición del Gobierno" y "humillación del Estado tras meses de cesiones intolerables a Cataluña" han sido también los conceptos que se han barajado en el manifiesto leído por los periodistas y previamente pactado por los partidos convocantes.

"El gobierno de Pedro Sánchez decidió dar una puñalada por la espalda a la ley y la justicia cediendo al chantaje del presidente de la Generalitat", ha proclamado María Claver. En la parte del manifiesto que le ha tocado leer a la periodista, se ha destacado que "el único objetivo de Sánchez es perpetuarse en el poder". Y para justificar esa afirmación, ha repasado la lista de las que el autoproclamado 'constitucionalismo' considera cesiones del presidente al independentismo: "Cedió al recibir al presidente de la Generalitat con lazos amarillos. Cedió al trasladar a los presos a Lledoners. Cedió al aceptar la bilateralidad entre iguales en la reunión de Pedralbes. Cedió al aceptar las 21 exigencias del secesionismo. Cedió al iniciar unas negociaciones para aprobar los Presupuestos a cambio de la soberanía nacional".

Sobre los lazos amarillos habría que hacer una precisión. Pedro Ssánchez no decoró el Palacio de la Moncloa con lazos amarillos para recibir al presidente catalán. Simplemente, recibió a Quim Torra y aceptó el diálogo con él haciendo caso omiso de que llevaba en la solapa de su chaqueta un pequeño lazo amarillo. En cualquier caso, estas 'cesiones', según el manifiesto, "han puesto nuestro orden constitucional ante uno de sus mayores retos. Nos encontramos ante la inaudita situación de que el Gobierno que debe defender la Constitución la ha puesto en riesgo su vigencia. Pero no estamos dispuestos a renunciar a ella".

Por último, ha tomado la palabra Albert Castillón, que ha asegurado que "los reunidos en esta plaza compartimos el hartazgo de los españoles ante la deriva suicida de Pedro Sánchez. Defendemos nuestro compromiso con la unidad de España. Es la patria de todos a quien no se discrimina por cómo piensa o cómo vote". Y ha continuado: "Reivindicamos que la soberanía nacional pertenece al pueblo español. Es el pueblo y solo el pueblo a quien corresponde la soberanía de esta nación. Nadie más está legitimado para decidir qué es España o qué puede ser en el futuro. El Gobierno está obligado a guardar la Constitución y el resto del orden jurídico".

El PP ha contado con la presencia en Colón de todos sus líderes regionales, con la excepción del presidente en el País Vasco, Alfonso Alonso, que acudirá en Andoain (Gipuzkoa) a un acto en recuerdo de Joseba Pagazaurtundua, asesinado por ETA. No han acudido, en cambio, ni la presidenta del Congreso, Ana Pastor, ni el del Senado, Pío García-Escudero, para "no mezclar instituciones con el partidismo". El ex primer ministro francés, Manuel Valls, también ha acudido colocándose en primera fila junto a Rivera, líder del partido que impulsa la plataforma por la que se presenta como candidato a la alcaldía de Barcelona.

En el comunicado conjunto con el que PP y Cs procedieron a la convocatoria de la concentración, llamaron a participar a todas aquellas personas que defiendan la Constitución y el respeto a las leyes democráticas, y rechazaron la presencia de aquellos grupos "que no defiendan los valores democráticos y de convivencia". Estas expresiones de rechazo llegaron después de que formaciones ultras y xenófobas como Falange, el colectivo neonazi Hogar Social Madrid y España 2000 comunicaran que acudirían a la protesta. Eso no les ha librado de que la izquierda les haya asimilado con la extrema derecha de más triste recuerdo en este país.

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