Zona Satelite!!

A todos nos ha pasado alguna vez: levantarnos por la mañana y que alguien nos pregunte qué estábamos soñando la noche anterior, ya que hablábamos entre sueños. Decía Albus Dumbledore en Harry Potter que "en los sueños encontramos un mundo enteramente nuestro", y es bastante probable que tus sueños reflejen lo que guarda tu subconsciente... Es entonces cuando te asalta el pánico y piensas en qué habrás dicho, y rezas porque no haya sido nada de lo que puedas arrepentirte o avergonzarte.

¿Te ha ocurrido alguna vez? Te tengo una buena noticia: y es que lo que dices en sueños no es para nada de lo que debas preocuparte. Algunos estudios incluso han demostrado que tus discursos  inconscientes no son más que simples declaraciones que no tienen sentido algunos, son balbuceos suelen durar  dos o tres segundos nada más. Según las estadísticas, lo de hablar en sueños le ocurre a un 25% de los niños y a un 5% de los adultos.

La somniloquia, que es el nombre técnico que se le da a este hecho, es un trastorno más en la conducta del sueño. Se trata de un trastorno que ni es peligroso, ni es dañino, y que por tanto no provoca ningún problema en quienes lo tienen. En pocas palabras, podríamos definirlo como el acto en el que hablas en voz alta mientras estás dormido, y se cree, en una primera instancia, que no se trata de un problema de consecuencias médicas o psicológicas, así que si hablas en sueños, no te preocupes: no estás loco. Sin embargo, hay quien afirma que  los que más hablan dormidos son aquellos que sufren por falta de sueño o estrés. Otras razones por las que podemos hablar en sueños pueden ser, según dicen, la depresión, el consumo de alcohol y la fiebre, aunque esto no está comprobado.

¿Por qué y cómo ocurre esto? La somniloquia ocurre de dos maneras diferentes: una durante la fase REM (las siglas en inglés de "Movimiento Ocular Rápido") y otra durante las fases del sueño ajenas al REM. En la fase REM, nuestras neuronas funcionan de forma similar a como lo hacen cuando estamos despiertos, y lo que ocurre durante esta etapa es el sueño propiamente dicho, tal y como lo conocemos. . Lo que hace que hablemos mientras dormimos en la etapa REM es algo así como una ruptura o desconexión entre tu cerebro, que sabe que estás dormido, y tu aparato fonador (cuerdas vocales, garganta, etc). Mientras estamos soñando, los músculos, la boca y las cuerdas vocales se encuentran inactivas, pero a veces es como si se encendieran y trabajasen durante unos segundos, y es por eso que  las palabras que estás diciendo en el sueño, o que estás escuchando de alguien que aparece en él, son pronunciadas en voz alta por ti.

En cuanto al segundo caso, el de la fase No-REM, es bastante común que hablemos dormidos durante los que se conocen como "sueños transitorios", o lo que es lo mismo, esos sueños cortos que ocurren en ese  en ese pequeñísimo momento en el que estamos medio despiertos, es decir, la transición de una etapa de sueño a otra. En estos breves momentos, la vigilia del sueño es menor y por tanto nuestro cuerpo está en un estado que, ni está completamente dormido, ni completamente despierto, y es por eso que hablamos. Aunque por supuesto, sin sentido alguno. Puede ocurrir incluso que te acuerdes de haber hablado algo al día siguiente cuando te levantes, aunque no recuerdes exactamente lo que dijiste.

Hablar en sueños es un hecho bastante común, mucho más de lo que puede llegar a parecer. La cuestión es que es no es nada fácil asegurar si hablamos dormidos o no, ya que generalmente todos dormimos al mismo tiempo y a no ser que la persona hable en gritos, la persona con la que compartes habitación no notará que hablas en sueños. Como te comentaba, es algo bastante común, especialmente entre los más jóvenes. Entre un 50% y un 80% de niños y preadolescentes "sufren" de este fenómeno del sueño, y lo que sí se sabe con seguridad es que va disminuyendo a medida que envejecemos (¡menos mal!).

Eso sí: la somniloquia crónica en adultos sí que está considerada como un trastorno del sueño y se cree que es producto de la exposición continua que tenemos al el cansancio físico y mental, a la tensión y, como no podía ser de otra manera, a los altos niveles de estrés. Debemos tomarnos la vida con más calma, dormir entre 6 y 8 horas diarias y no preocuparnos tanto. De esta manera, nuestro descanso será óptimo y podremos dejar de comernos la cabeza con lo que soñamos día tras día.