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El Manuscrito de Zhendu"Cap.4 -Regreso a Chabarowsk- parte 1/3(el mundo a salvo)

Iniciado por Serjey, May 11, 2016, 18:28:52

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DAYOLI

Amanecía y con los primeros rayos de sol el brujo bizenok se dispuso a conjurar a las hadas del mal, pero de repente, sin esperarlo, apreció Xio blandiendo una espada, con la que pretendía acabar con el malvado brujo Bizenok, pero no había tenido en cuenta que sus esbirros la tenían entre ceja y ceja, y que cuando se diera la vuelta, iban a caer en la trampa, y entonces apareció Chepatorrowsky, que pretendía dar una certera y mortal estocada a Bizenok, pero no fue posible, cuando se disponía a ejecutarlo, apareció Nikolovsky lanzando un haz de luz desde su cuadriga tirada por tres caballos, pero cuando todo parecía que todo iba a salir como estaba previsto, Nikovky falló el tiro y cayó al suelo de cabeza, rompìéndose el cordel que amarraba su peluca, cuando pretendía ponerse en pie, se dio de bruces contra la pared en un muro, este golpe hizo que recapacitara y sin mediar palabra se adentró en el agujero ocasionado por la explosión de la carga de dinamita que llevaba.

Una vez dentro, pudo comprender lo que el manuscrito contenía, sin embargo, todo iba a cambiar en los instantes siguientes, nunca se hubiera imaginado que el desarrollo de los acontecimientos se volvería tan turbio como el contenido indicaba.  Al leerlo no pudo contener la emoción, todo volvía a ser como al principio, nada había cambiado. El contenido del manuscrito se empezaba a aclarar, todo hacía presagiar que los acontecimientos iban a ir sucediendose uno tras otro, pero cuando todo parecía aclararse las rencillas entre los hermanos se hacían cada vez más intensas, llegando en muchos casos a ser desesperante, sin embargo el afecto sustentado por largo tiempo, hizo volver a la realidad de la situación, la espada pedía sangre y sangre tendría.

El almirante Dayorowsky estaba observando desde la atalaya como salia su compañero Nikolovsky con la compañía de sus temidos guerreros dispuestos para una nueva batalla, pero en la lontananza apareció un angosto samurai fornido y con ganas de terminar con todo lo que se movía. El samurai, apodado jaslandoski, blandió su espada intentando imponer allí su ley, pero sin más, no lo consiguió porque eran demasiados yakuzas para él, pero no se arrugó y empezó a aniquilarlos uno tras otro con su espada samurai. Detectó que todo lo que parecía ser bueno no lo era, lo que era malo, tampoco, su desconcierto era total y cada vez estaba más confuso. Sin mediar palabra, sacó de su mochila una especie de ungüento amarillo muy espeso que una vez puesto en la espada, esta empezó a lanzar al aire una danza siniestra, haciendo que los allí presentes volvieran su mirada atónitos hacia la punta fina de su estoque. Sin más, cayeron fulminados y Jaslandoski aprovechó para asestar el golpe definitivo, que iba a hacer temblar los cimientos del castillo en el que sus enemigos se habían refugiado. Salieron uno por uno al patio de armas con las espadas en alto, pero pronto vieron que todo estaba perdido. Jaslandoski los aniquiló a todos y cada uno con la espada afilada hasta la punta.

Se podía observar en él una sonrisa sarcástica que le delataba en sus intenciones de zanjar de una vez por todas las diferencias que habían aflorado en su relación con sus detractores, pero una vez más, los rencores volvían a florecer en su interior y su desconfianza hacia los demás le hacían aun más temible y también más odiado evidentemente. Tras un recodo del camino durmió y descanso hasta que se sintió con fuerzas para continuar su peregrinaje hacia la cumbre de monte Sinaí donde se uniría a su amigo Nikolovsky con el fin de reorganizar sus tropas y planear largas noches de cerveza y desenfreno, pero cuando quiso empezar a contar cuantos seguidores tenía, observó que muchos de ellos habían caído por el camino, pero eso le iba a enviar un mensajero a su fortaleza, con intenciones muy discutibles, pero no discutidas. La suerte estaba echada, todo debía empezar a funcionar como antaño, sin embargo algo había que no le dejaba estar tranquilo, pero sabía que tenía que ir con mucho cuidado, cualquier descuido, cualquier distracción podía ser letal y no podía correr ese riesgo, tenía que ser prudente, pero a la vez osado si quería poder alcanzar su meta, una meta que cada vez era mas complicada de alcanzar pero nunca daría marcha atrás, y sabía que por el camino iba a cruzarse con muchas emboscadas, sin embargo, cuando creía que
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mencey59

Amanecía y con los primeros rayos de sol el brujo bizenok se dispuso a conjurar a las hadas del mal, pero de repente, sin esperarlo, apreció Xio blandiendo una espada, con la que pretendía acabar con el malvado brujo Bizenok, pero no había tenido en cuenta que sus esbirros la tenían entre ceja y ceja, y que cuando se diera la vuelta, iban a caer en la trampa, y entonces apareció Chepatorrowsky, que pretendía dar una certera y mortal estocada a Bizenok, pero no fue posible, cuando se disponía a ejecutarlo, apareció Nikolovsky lanzando un haz de luz desde su cuadriga tirada por tres caballos, pero cuando todo parecía que todo iba a salir como estaba previsto, Nikovky falló el tiro y cayó al suelo de cabeza, rompìéndose el cordel que amarraba su peluca, cuando pretendía ponerse en pie, se dio de bruces contra la pared en un muro, este golpe hizo que recapacitara y sin mediar palabra se adentró en el agujero ocasionado por la explosión de la carga de dinamita que llevaba.

Una vez dentro, pudo comprender lo que el manuscrito contenía, sin embargo, todo iba a cambiar en los instantes siguientes, nunca se hubiera imaginado que el desarrollo de los acontecimientos se volvería tan turbio como el contenido indicaba.  Al leerlo no pudo contener la emoción, todo volvía a ser como al principio, nada había cambiado. El contenido del manuscrito se empezaba a aclarar, todo hacía presagiar que los acontecimientos iban a ir sucediendose uno tras otro, pero cuando todo parecía aclararse las rencillas entre los hermanos se hacían cada vez más intensas, llegando en muchos casos a ser desesperante, sin embargo el afecto sustentado por largo tiempo, hizo volver a la realidad de la situación, la espada pedía sangre y sangre tendría.

El almirante Dayorowsky estaba observando desde la atalaya como salia su compañero Nikolovsky con la compañía de sus temidos guerreros dispuestos para una nueva batalla, pero en la lontananza apareció un angosto samurai fornido y con ganas de terminar con todo lo que se movía. El samurai, apodado jaslandoski, blandió su espada intentando imponer allí su ley, pero sin más, no lo consiguió porque eran demasiados yakuzas para él, pero no se arrugó y empezó a aniquilarlos uno tras otro con su espada samurai. Detectó que todo lo que parecía ser bueno no lo era, lo que era malo, tampoco, su desconcierto era total y cada vez estaba más confuso. Sin mediar palabra, sacó de su mochila una especie de ungüento amarillo muy espeso que una vez puesto en la espada, esta empezó a lanzar al aire una danza siniestra, haciendo que los allí presentes volvieran su mirada atónitos hacia la punta fina de su estoque. Sin más, cayeron fulminados y Jaslandoski aprovechó para asestar el golpe definitivo, que iba a hacer temblar los cimientos del castillo en el que sus enemigos se habían refugiado. Salieron uno por uno al patio de armas con las espadas en alto, pero pronto vieron que todo estaba perdido. Jaslandoski los aniquiló a todos y cada uno con la espada afilada hasta la punta.

Se podía observar en él una sonrisa sarcástica que le delataba en sus intenciones de zanjar de una vez por todas las diferencias que habían aflorado en su relación con sus detractores, pero una vez más, los rencores volvían a florecer en su interior y su desconfianza hacia los demás le hacían aun más temible y también más odiado evidentemente. Tras un recodo del camino durmió y descanso hasta que se sintió con fuerzas para continuar su peregrinaje hacia la cumbre de monte Sinaí donde se uniría a su amigo Nikolovsky con el fin de reorganizar sus tropas y planear largas noches de cerveza y desenfreno, pero cuando quiso empezar a contar cuantos seguidores tenía, observó que muchos de ellos habían caído por el camino, pero eso le iba a enviar un mensajero a su fortaleza, con intenciones muy discutibles, pero no discutidas. La suerte estaba echada, todo debía empezar a funcionar como antaño, sin embargo algo había que no le dejaba estar tranquilo, pero sabía que tenía que ir con mucho cuidado, cualquier descuido, cualquier distracción podía ser letal y no podía correr ese riesgo, tenía que ser prudente, pero a la vez osado si quería poder alcanzar su meta, una meta que cada vez era mas complicada de alcanzar pero nunca daría marcha atrás, y sabía que por el camino iba a cruzarse con muchas emboscadas, sin embargo, cuando creía que todo estaba perdido, apareció por
Salud y larga vida
Para agradecer
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Amanecía y con los primeros rayos de sol el brujo bizenok se dispuso a conjurar a las hadas del mal, pero de repente, sin esperarlo, apreció Xio blandiendo una espada, con la que pretendía acabar con el malvado brujo Bizenok, pero no había tenido en cuenta que sus esbirros la tenían entre ceja y ceja, y que cuando se diera la vuelta, iban a caer en la trampa, y entonces apareció Chepatorrowsky, que pretendía dar una certera y mortal estocada a Bizenok, pero no fue posible, cuando se disponía a ejecutarlo, apareció Nikolovsky lanzando un haz de luz desde su cuadriga tirada por tres caballos, pero cuando todo parecía que todo iba a salir como estaba previsto, Nikovky falló el tiro y cayó al suelo de cabeza, rompìéndose el cordel que amarraba su peluca, cuando pretendía ponerse en pie, se dio de bruces contra la pared en un muro, este golpe hizo que recapacitara y sin mediar palabra se adentró en el agujero ocasionado por la explosión de la carga de dinamita que llevaba.

Una vez dentro, pudo comprender lo que el manuscrito contenía, sin embargo, todo iba a cambiar en los instantes siguientes, nunca se hubiera imaginado que el desarrollo de los acontecimientos se volvería tan turbio como el contenido indicaba.  Al leerlo no pudo contener la emoción, todo volvía a ser como al principio, nada había cambiado. El contenido del manuscrito se empezaba a aclarar, todo hacía presagiar que los acontecimientos iban a ir sucediendose uno tras otro, pero cuando todo parecía aclararse las rencillas entre los hermanos se hacían cada vez más intensas, llegando en muchos casos a ser desesperante, sin embargo el afecto sustentado por largo tiempo, hizo volver a la realidad de la situación, la espada pedía sangre y sangre tendría.

El almirante Dayorowsky estaba observando desde la atalaya como salia su compañero Nikolovsky con la compañía de sus temidos guerreros dispuestos para una nueva batalla, pero en la lontananza apareció un angosto samurai fornido y con ganas de terminar con todo lo que se movía. El samurai, apodado jaslandoski, blandió su espada intentando imponer allí su ley, pero sin más, no lo consiguió porque eran demasiados yakuzas para él, pero no se arrugó y empezó a aniquilarlos uno tras otro con su espada samurai. Detectó que todo lo que parecía ser bueno no lo era, lo que era malo, tampoco, su desconcierto era total y cada vez estaba más confuso. Sin mediar palabra, sacó de su mochila una especie de ungüento amarillo muy espeso que una vez puesto en la espada, esta empezó a lanzar al aire una danza siniestra, haciendo que los allí presentes volvieran su mirada atónitos hacia la punta fina de su estoque. Sin más, cayeron fulminados y Jaslandoski aprovechó para asestar el golpe definitivo, que iba a hacer temblar los cimientos del castillo en el que sus enemigos se habían refugiado. Salieron uno por uno al patio de armas con las espadas en alto, pero pronto vieron que todo estaba perdido. Jaslandoski los aniquiló a todos y cada uno con la espada afilada hasta la punta.

Se podía observar en él una sonrisa sarcástica que le delataba en sus intenciones de zanjar de una vez por todas las diferencias que habían aflorado en su relación con sus detractores, pero una vez más, los rencores volvían a florecer en su interior y su desconfianza hacia los demás le hacían aun más temible y también más odiado evidentemente. Tras un recodo del camino durmió y descanso hasta que se sintió con fuerzas para continuar su peregrinaje hacia la cumbre de monte Sinaí donde se uniría a su amigo Nikolovsky con el fin de reorganizar sus tropas y planear largas noches de cerveza y desenfreno, pero cuando quiso empezar a contar cuantos seguidores tenía, observó que muchos de ellos habían caído por el camino, pero eso le iba a enviar un mensajero a su fortaleza, con intenciones muy discutibles, pero no discutidas. La suerte estaba echada, todo debía empezar a funcionar como antaño, sin embargo algo había que no le dejaba estar tranquilo, pero sabía que tenía que ir con mucho cuidado, cualquier descuido, cualquier distracción podía ser letal y no podía correr ese riesgo, tenía que ser prudente, pero a la vez osado si quería poder alcanzar su meta, una meta que cada vez era mas complicada de alcanzar pero nunca daría marcha atrás, y sabía que por el camino iba a cruzarse con muchas emboscadas, sin embargo, cuando creía que todo estaba perdido, apareció por sorpresa, el socio de Nikolovsky
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Amanecía y con los primeros rayos de sol el brujo bizenok se dispuso a conjurar a las hadas del mal, pero de repente, sin esperarlo, apreció Xio blandiendo una espada, con la que pretendía acabar con el malvado brujo Bizenok, pero no había tenido en cuenta que sus esbirros la tenían entre ceja y ceja, y que cuando se diera la vuelta, iban a caer en la trampa, y entonces apareció Chepatorrowsky, que pretendía dar una certera y mortal estocada a Bizenok, pero no fue posible, cuando se disponía a ejecutarlo, apareció Nikolovsky lanzando un haz de luz desde su cuadriga tirada por tres caballos, pero cuando todo parecía que todo iba a salir como estaba previsto, Nikovky falló el tiro y cayó al suelo de cabeza, rompìéndose el cordel que amarraba su peluca, cuando pretendía ponerse en pie, se dio de bruces contra la pared en un muro, este golpe hizo que recapacitara y sin mediar palabra se adentró en el agujero ocasionado por la explosión de la carga de dinamita que llevaba.

Una vez dentro, pudo comprender lo que el manuscrito contenía, sin embargo, todo iba a cambiar en los instantes siguientes, nunca se hubiera imaginado que el desarrollo de los acontecimientos se volvería tan turbio como el contenido indicaba.  Al leerlo no pudo contener la emoción, todo volvía a ser como al principio, nada había cambiado. El contenido del manuscrito se empezaba a aclarar, todo hacía presagiar que los acontecimientos iban a ir sucediendose uno tras otro, pero cuando todo parecía aclararse las rencillas entre los hermanos se hacían cada vez más intensas, llegando en muchos casos a ser desesperante, sin embargo el afecto sustentado por largo tiempo, hizo volver a la realidad de la situación, la espada pedía sangre y sangre tendría.

El almirante Dayorowsky estaba observando desde la atalaya como salia su compañero Nikolovsky con la compañía de sus temidos guerreros dispuestos para una nueva batalla, pero en la lontananza apareció un angosto samurai fornido y con ganas de terminar con todo lo que se movía. El samurai, apodado jaslandoski, blandió su espada intentando imponer allí su ley, pero sin más, no lo consiguió porque eran demasiados yakuzas para él, pero no se arrugó y empezó a aniquilarlos uno tras otro con su espada samurai. Detectó que todo lo que parecía ser bueno no lo era, lo que era malo, tampoco, su desconcierto era total y cada vez estaba más confuso. Sin mediar palabra, sacó de su mochila una especie de ungüento amarillo muy espeso que una vez puesto en la espada, esta empezó a lanzar al aire una danza siniestra, haciendo que los allí presentes volvieran su mirada atónitos hacia la punta fina de su estoque. Sin más, cayeron fulminados y Jaslandoski aprovechó para asestar el golpe definitivo, que iba a hacer temblar los cimientos del castillo en el que sus enemigos se habían refugiado. Salieron uno por uno al patio de armas con las espadas en alto, pero pronto vieron que todo estaba perdido. Jaslandoski los aniquiló a todos y cada uno con la espada afilada hasta la punta.

Se podía observar en él una sonrisa sarcástica que le delataba en sus intenciones de zanjar de una vez por todas las diferencias que habían aflorado en su relación con sus detractores, pero una vez más, los rencores volvían a florecer en su interior y su desconfianza hacia los demás le hacían aun más temible y también más odiado evidentemente. Tras un recodo del camino durmió y descanso hasta que se sintió con fuerzas para continuar su peregrinaje hacia la cumbre de monte Sinaí donde se uniría a su amigo Nikolovsky con el fin de reorganizar sus tropas y planear largas noches de cerveza y desenfreno, pero cuando quiso empezar a contar cuantos seguidores tenía, observó que muchos de ellos habían caído por el camino, pero eso le iba a enviar un mensajero a su fortaleza, con intenciones muy discutibles, pero no discutidas. La suerte estaba echada, todo debía empezar a funcionar como antaño, sin embargo algo había que no le dejaba estar tranquilo, pero sabía que tenía que ir con mucho cuidado, cualquier descuido, cualquier distracción podía ser letal y no podía correr ese riesgo, tenía que ser prudente, pero a la vez osado si quería poder alcanzar su meta, una meta que cada vez era mas complicada de alcanzar pero nunca daría marcha atrás, y sabía que por el camino iba a cruzarse con muchas emboscadas, sin embargo, cuando creía que todo estaba perdido, apareció por sorpresa, el socio de Nikolovsky, alto, fornido, poderoso como nadie
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Amanecía y con los primeros rayos de sol el brujo bizenok se dispuso a conjurar a las hadas del mal, pero de repente, sin esperarlo, apreció Xio blandiendo una espada, con la que pretendía acabar con el malvado brujo Bizenok, pero no había tenido en cuenta que sus esbirros la tenían entre ceja y ceja, y que cuando se diera la vuelta, iban a caer en la trampa, y entonces apareció Chepatorrowsky, que pretendía dar una certera y mortal estocada a Bizenok, pero no fue posible, cuando se disponía a ejecutarlo, apareció Nikolovsky lanzando un haz de luz desde su cuadriga tirada por tres caballos, pero cuando todo parecía que todo iba a salir como estaba previsto, Nikovky falló el tiro y cayó al suelo de cabeza, rompìéndose el cordel que amarraba su peluca, cuando pretendía ponerse en pie, se dio de bruces contra la pared en un muro, este golpe hizo que recapacitara y sin mediar palabra se adentró en el agujero ocasionado por la explosión de la carga de dinamita que llevaba.

Una vez dentro, pudo comprender lo que el manuscrito contenía, sin embargo, todo iba a cambiar en los instantes siguientes, nunca se hubiera imaginado que el desarrollo de los acontecimientos se volvería tan turbio como el contenido indicaba.  Al leerlo no pudo contener la emoción, todo volvía a ser como al principio, nada había cambiado. El contenido del manuscrito se empezaba a aclarar, todo hacía presagiar que los acontecimientos iban a ir sucediendose uno tras otro, pero cuando todo parecía aclararse las rencillas entre los hermanos se hacían cada vez más intensas, llegando en muchos casos a ser desesperante, sin embargo el afecto sustentado por largo tiempo, hizo volver a la realidad de la situación, la espada pedía sangre y sangre tendría.

El almirante Dayorowsky estaba observando desde la atalaya como salia su compañero Nikolovsky con la compañía de sus temidos guerreros dispuestos para una nueva batalla, pero en la lontananza apareció un angosto samurai fornido y con ganas de terminar con todo lo que se movía. El samurai, apodado jaslandoski, blandió su espada intentando imponer allí su ley, pero sin más, no lo consiguió porque eran demasiados yakuzas para él, pero no se arrugó y empezó a aniquilarlos uno tras otro con su espada samurai. Detectó que todo lo que parecía ser bueno no lo era, lo que era malo, tampoco, su desconcierto era total y cada vez estaba más confuso. Sin mediar palabra, sacó de su mochila una especie de ungüento amarillo muy espeso que una vez puesto en la espada, esta empezó a lanzar al aire una danza siniestra, haciendo que los allí presentes volvieran su mirada atónitos hacia la punta fina de su estoque. Sin más, cayeron fulminados y Jaslandoski aprovechó para asestar el golpe definitivo, que iba a hacer temblar los cimientos del castillo en el que sus enemigos se habían refugiado. Salieron uno por uno al patio de armas con las espadas en alto, pero pronto vieron que todo estaba perdido. Jaslandoski los aniquiló a todos y cada uno con la espada afilada hasta la punta.

Se podía observar en él una sonrisa sarcástica que le delataba en sus intenciones de zanjar de una vez por todas las diferencias que habían aflorado en su relación con sus detractores, pero una vez más, los rencores volvían a florecer en su interior y su desconfianza hacia los demás le hacían aun más temible y también más odiado evidentemente. Tras un recodo del camino durmió y descanso hasta que se sintió con fuerzas para continuar su peregrinaje hacia la cumbre de monte Sinaí donde se uniría a su amigo Nikolovsky con el fin de reorganizar sus tropas y planear largas noches de cerveza y desenfreno, pero cuando quiso empezar a contar cuantos seguidores tenía, observó que muchos de ellos habían caído por el camino, pero eso le iba a enviar un mensajero a su fortaleza, con intenciones muy discutibles, pero no discutidas. La suerte estaba echada, todo debía empezar a funcionar como antaño, sin embargo algo había que no le dejaba estar tranquilo, pero sabía que tenía que ir con mucho cuidado, cualquier descuido, cualquier distracción podía ser letal y no podía correr ese riesgo, tenía que ser prudente, pero a la vez osado si quería poder alcanzar su meta, una meta que cada vez era mas complicada de alcanzar pero nunca daría marcha atrás, y sabía que por el camino iba a cruzarse con muchas emboscadas, sin embargo, cuando creía que todo estaba perdido, apareció por sorpresa, el socio de Nikolovsky, alto, fornido, poderoso como nadie, acompañado de un ejercito de
Salud y larga vida
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tarteras5

Erase una vez una estrella que brillaba mas que ninguna otra en el cielo, iluminando la linea del horizonte y haciendo que la noche día, fuera lo mas hermoso que jamás había visto, hasta que se hizo de día y vimos como todo lo que habiamos imaginado tan solo fuera un sueño,volviendo a la cama, seguimos imaginando como seria la vida antes del virus que convertía, mi flor en una coliflor.Pero de repente mirando la estrella, comprendí que la vida era cada vez mas difícil para algunos, se había convertido en un caos, solo los poderosos tenían el privilegio de seguir avanzando, a costa de los primos que solo pagamos impuestos, mientras descuidábamos los valores importantes de la vida, aun sabiendo que un día no muy lejano iban a sufrir en sus propias carnes, todo lo que vivimos en tiempos tan adversos.Un día descubrí casi por casualidad, que justo en lo alto de la montaña se reflejaba una luz, entonces decidí subir para ver y allí estaba Eusebio sentado, le pregunte que hacia allí. Él me contesto que miraba aquella luz tan brillante que surgia de Soto del Real, no entendía como aquello se les iba de las manos, la humanidad no comprendia los cambios que se estaban dando en la tierra como por ejemplo el cambio climatico, cuando de repente una explosión me devolvio a la realidad la luz de aquella estrella iluminaba todo el valle.Decidí que teniamos que seguir luchando y haciendo camino al andar, como dijo aquel buen escritor, dejar un mundo mejor, que las generaciones venideras no tuvieran que estar sufriendo las miserias que, con nuestra vanidad y orgullo, habiamos generado sin pensar que todo se nos volveria en contra nuestra por no luchar por la libertad de poder decidir libremente nuestro destino.Aquella luz era el principio de una larga guerra encarnizada donde perderia el ser humano,seria una lucha contra el hambre, la corrupción, la miseria,el egoismo del hombre era tal que nunca se pensó que los recursos de la tierra se terminarian y crearían un colapso total. Tal vez, aun quedaria tiempo para intentar reconducir toda la situacion si hallaba el manuscrito de Zendhu que se encontraba en el cajón de los desastres imaginarios, pero sólo un ser de los llamados corruptos podia hacer que todo aquello volviera a encaminarse hacia una batalla sangrienta, una batalla que tenia origen maligno, el cual nos iba,a dar la razón alos que estabamos luchando por
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Serjey

Cita de: tarteras5 en Jun 20, 2016,  17:13:08
Erase una vez una estrella que brillaba mas que ninguna otra en el cielo, iluminando la linea del horizonte y haciendo que la noche día, fuera lo mas hermoso que jamás había visto, hasta que se hizo de día y vimos como todo lo que habiamos imaginado tan solo fuera un sueño,volviendo a la cama, seguimos imaginando como seria la vida antes del virus que convertía, mi flor en una coliflor.Pero de repente mirando la estrella, comprendí que la vida era cada vez mas difícil para algunos, se había convertido en un caos, solo los poderosos tenían el privilegio de seguir avanzando, a costa de los primos que solo pagamos impuestos, mientras descuidábamos los valores importantes de la vida, aun sabiendo que un día no muy lejano iban a sufrir en sus propias carnes, todo lo que vivimos en tiempos tan adversos.Un día descubrí casi por casualidad, que justo en lo alto de la montaña se reflejaba una luz, entonces decidí subir para ver y allí estaba Eusebio sentado, le pregunte que hacia allí. Él me contesto que miraba aquella luz tan brillante que surgia de Soto del Real, no entendía como aquello se les iba de las manos, la humanidad no comprendia los cambios que se estaban dando en la tierra como por ejemplo el cambio climatico, cuando de repente una explosión me devolvio a la realidad la luz de aquella estrella iluminaba todo el valle.Decidí que teniamos que seguir luchando y haciendo camino al andar, como dijo aquel buen escritor, dejar un mundo mejor, que las generaciones venideras no tuvieran que estar sufriendo las miserias que, con nuestra vanidad y orgullo, habiamos generado sin pensar que todo se nos volveria en contra nuestra por no luchar por la libertad de poder decidir libremente nuestro destino.Aquella luz era el principio de una larga guerra encarnizada donde perderia el ser humano,seria una lucha contra el hambre, la corrupción, la miseria,el egoismo del hombre era tal que nunca se pensó que los recursos de la tierra se terminarian y crearían un colapso total. Tal vez, aun quedaria tiempo para intentar reconducir toda la situacion si hallaba el manuscrito de Zendhu que se encontraba en el cajón de los desastres imaginarios, pero sólo un ser de los llamados corruptos podia hacer que todo aquello volviera a encaminarse hacia una batalla sangrienta, una batalla que tenia origen maligno, el cual nos iba,a dar la razón alos que estabamos luchando por

Por favor, revisa las reglas del juego, así no es correcto, debes copiar TODO EL TEXTO y al final añadir tus cinco palabras, lo dicho revisa las reglas del juego y cualquier duda si te quedara alguna nos la preguntas, animo que no es dificil    ].: ].:
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Serjey

Amanecía y con los primeros rayos de sol el brujo bizenok se dispuso a conjurar a las hadas del mal, pero de repente, sin esperarlo, apreció Xio blandiendo una espada, con la que pretendía acabar con el malvado brujo Bizenok, pero no había tenido en cuenta que sus esbirros la tenían entre ceja y ceja, y que cuando se diera la vuelta, iban a caer en la trampa, y entonces apareció Chepatorrowsky, que pretendía dar una certera y mortal estocada a Bizenok, pero no fue posible, cuando se disponía a ejecutarlo, apareció Nikolovsky lanzando un haz de luz desde su cuadriga tirada por tres caballos, pero cuando todo parecía que todo iba a salir como estaba previsto, Nikovky falló el tiro y cayó al suelo de cabeza, rompìéndose el cordel que amarraba su peluca, cuando pretendía ponerse en pie, se dio de bruces contra la pared en un muro, este golpe hizo que recapacitara y sin mediar palabra se adentró en el agujero ocasionado por la explosión de la carga de dinamita que llevaba.

Una vez dentro, pudo comprender lo que el manuscrito contenía, sin embargo, todo iba a cambiar en los instantes siguientes, nunca se hubiera imaginado que el desarrollo de los acontecimientos se volvería tan turbio como el contenido indicaba.  Al leerlo no pudo contener la emoción, todo volvía a ser como al principio, nada había cambiado. El contenido del manuscrito se empezaba a aclarar, todo hacía presagiar que los acontecimientos iban a ir sucediendose uno tras otro, pero cuando todo parecía aclararse las rencillas entre los hermanos se hacían cada vez más intensas, llegando en muchos casos a ser desesperante, sin embargo el afecto sustentado por largo tiempo, hizo volver a la realidad de la situación, la espada pedía sangre y sangre tendría.

El almirante Dayorowsky estaba observando desde la atalaya como salia su compañero Nikolovsky con la compañía de sus temidos guerreros dispuestos para una nueva batalla, pero en la lontananza apareció un angosto samurai fornido y con ganas de terminar con todo lo que se movía. El samurai, apodado jaslandoski, blandió su espada intentando imponer allí su ley, pero sin más, no lo consiguió porque eran demasiados yakuzas para él, pero no se arrugó y empezó a aniquilarlos uno tras otro con su espada samurai. Detectó que todo lo que parecía ser bueno no lo era, lo que era malo, tampoco, su desconcierto era total y cada vez estaba más confuso. Sin mediar palabra, sacó de su mochila una especie de ungüento amarillo muy espeso que una vez puesto en la espada, esta empezó a lanzar al aire una danza siniestra, haciendo que los allí presentes volvieran su mirada atónitos hacia la punta fina de su estoque. Sin más, cayeron fulminados y Jaslandoski aprovechó para asestar el golpe definitivo, que iba a hacer temblar los cimientos del castillo en el que sus enemigos se habían refugiado. Salieron uno por uno al patio de armas con las espadas en alto, pero pronto vieron que todo estaba perdido. Jaslandoski los aniquiló a todos y cada uno con la espada afilada hasta la punta.

Se podía observar en él una sonrisa sarcástica que le delataba en sus intenciones de zanjar de una vez por todas las diferencias que habían aflorado en su relación con sus detractores, pero una vez más, los rencores volvían a florecer en su interior y su desconfianza hacia los demás le hacían aun más temible y también más odiado evidentemente. Tras un recodo del camino durmió y descanso hasta que se sintió con fuerzas para continuar su peregrinaje hacia la cumbre de monte Sinaí donde se uniría a su amigo Nikolovsky con el fin de reorganizar sus tropas y planear largas noches de cerveza y desenfreno, pero cuando quiso empezar a contar cuantos seguidores tenía, observó que muchos de ellos habían caído por el camino, pero eso le iba a enviar un mensajero a su fortaleza, con intenciones muy discutibles, pero no discutidas. La suerte estaba echada, todo debía empezar a funcionar como antaño, sin embargo algo había que no le dejaba estar tranquilo, pero sabía que tenía que ir con mucho cuidado, cualquier descuido, cualquier distracción podía ser letal y no podía correr ese riesgo, tenía que ser prudente, pero a la vez osado si quería poder alcanzar su meta, una meta que cada vez era mas complicada de alcanzar pero nunca daría marcha atrás, y sabía que por el camino iba a cruzarse con muchas emboscadas, sin embargo, cuando creía que todo estaba perdido, apareció por sorpresa, el socio de Nikolovsky, alto, fornido, poderoso como nadie, acompañado de un ejercito de orcos repugnantes con deformaciones y
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Amanecía y con los primeros rayos de sol el brujo bizenok se dispuso a conjurar a las hadas del mal, pero de repente, sin esperarlo, apreció Xio blandiendo una espada, con la que pretendía acabar con el malvado brujo Bizenok, pero no había tenido en cuenta que sus esbirros la tenían entre ceja y ceja, y que cuando se diera la vuelta, iban a caer en la trampa, y entonces apareció Chepatorrowsky, que pretendía dar una certera y mortal estocada a Bizenok, pero no fue posible, cuando se disponía a ejecutarlo, apareció Nikolovsky lanzando un haz de luz desde su cuadriga tirada por tres caballos, pero cuando todo parecía que todo iba a salir como estaba previsto, Nikovky falló el tiro y cayó al suelo de cabeza, rompìéndose el cordel que amarraba su peluca, cuando pretendía ponerse en pie, se dio de bruces contra la pared en un muro, este golpe hizo que recapacitara y sin mediar palabra se adentró en el agujero ocasionado por la explosión de la carga de dinamita que llevaba.

Una vez dentro, pudo comprender lo que el manuscrito contenía, sin embargo, todo iba a cambiar en los instantes siguientes, nunca se hubiera imaginado que el desarrollo de los acontecimientos se volvería tan turbio como el contenido indicaba.  Al leerlo no pudo contener la emoción, todo volvía a ser como al principio, nada había cambiado. El contenido del manuscrito se empezaba a aclarar, todo hacía presagiar que los acontecimientos iban a ir sucediendose uno tras otro, pero cuando todo parecía aclararse las rencillas entre los hermanos se hacían cada vez más intensas, llegando en muchos casos a ser desesperante, sin embargo el afecto sustentado por largo tiempo, hizo volver a la realidad de la situación, la espada pedía sangre y sangre tendría.

El almirante Dayorowsky estaba observando desde la atalaya como salia su compañero Nikolovsky con la compañía de sus temidos guerreros dispuestos para una nueva batalla, pero en la lontananza apareció un angosto samurai fornido y con ganas de terminar con todo lo que se movía. El samurai, apodado jaslandoski, blandió su espada intentando imponer allí su ley, pero sin más, no lo consiguió porque eran demasiados yakuzas para él, pero no se arrugó y empezó a aniquilarlos uno tras otro con su espada samurai. Detectó que todo lo que parecía ser bueno no lo era, lo que era malo, tampoco, su desconcierto era total y cada vez estaba más confuso. Sin mediar palabra, sacó de su mochila una especie de ungüento amarillo muy espeso que una vez puesto en la espada, esta empezó a lanzar al aire una danza siniestra, haciendo que los allí presentes volvieran su mirada atónitos hacia la punta fina de su estoque. Sin más, cayeron fulminados y Jaslandoski aprovechó para asestar el golpe definitivo, que iba a hacer temblar los cimientos del castillo en el que sus enemigos se habían refugiado. Salieron uno por uno al patio de armas con las espadas en alto, pero pronto vieron que todo estaba perdido. Jaslandoski los aniquiló a todos y cada uno con la espada afilada hasta la punta.

Se podía observar en él una sonrisa sarcástica que le delataba en sus intenciones de zanjar de una vez por todas las diferencias que habían aflorado en su relación con sus detractores, pero una vez más, los rencores volvían a florecer en su interior y su desconfianza hacia los demás le hacían aun más temible y también más odiado evidentemente. Tras un recodo del camino durmió y descanso hasta que se sintió con fuerzas para continuar su peregrinaje hacia la cumbre de monte Sinaí donde se uniría a su amigo Nikolovsky con el fin de reorganizar sus tropas y planear largas noches de cerveza y desenfreno, pero cuando quiso empezar a contar cuantos seguidores tenía, observó que muchos de ellos habían caído por el camino, pero eso le iba a enviar un mensajero a su fortaleza, con intenciones muy discutibles, pero no discutidas. La suerte estaba echada, todo debía empezar a funcionar como antaño, sin embargo algo había que no le dejaba estar tranquilo, pero sabía que tenía que ir con mucho cuidado, cualquier descuido, cualquier distracción podía ser letal y no podía correr ese riesgo, tenía que ser prudente, pero a la vez osado si quería poder alcanzar su meta, una meta que cada vez era mas complicada de alcanzar pero nunca daría marcha atrás, y sabía que por el camino iba a cruzarse con muchas emboscadas, sin embargo, cuando creía que todo estaba perdido, apareció por sorpresa, el socio de Nikolovsky, alto, fornido, poderoso como nadie, acompañado de un ejercito de orcos repugnantes con deformaciones y con ganas de arrollar todo
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mencey59

Amanecía y con los primeros rayos de sol el brujo bizenok se dispuso a conjurar a las hadas del mal, pero de repente, sin esperarlo, apreció Xio blandiendo una espada, con la que pretendía acabar con el malvado brujo Bizenok, pero no había tenido en cuenta que sus esbirros la tenían entre ceja y ceja, y que cuando se diera la vuelta, iban a caer en la trampa, y entonces apareció Chepatorrowsky, que pretendía dar una certera y mortal estocada a Bizenok, pero no fue posible, cuando se disponía a ejecutarlo, apareció Nikolovsky lanzando un haz de luz desde su cuadriga tirada por tres caballos, pero cuando todo parecía que todo iba a salir como estaba previsto, Nikovky falló el tiro y cayó al suelo de cabeza, rompìéndose el cordel que amarraba su peluca, cuando pretendía ponerse en pie, se dio de bruces contra la pared en un muro, este golpe hizo que recapacitara y sin mediar palabra se adentró en el agujero ocasionado por la explosión de la carga de dinamita que llevaba.

Una vez dentro, pudo comprender lo que el manuscrito contenía, sin embargo, todo iba a cambiar en los instantes siguientes, nunca se hubiera imaginado que el desarrollo de los acontecimientos se volvería tan turbio como el contenido indicaba.  Al leerlo no pudo contener la emoción, todo volvía a ser como al principio, nada había cambiado. El contenido del manuscrito se empezaba a aclarar, todo hacía presagiar que los acontecimientos iban a ir sucediendose uno tras otro, pero cuando todo parecía aclararse las rencillas entre los hermanos se hacían cada vez más intensas, llegando en muchos casos a ser desesperante, sin embargo el afecto sustentado por largo tiempo, hizo volver a la realidad de la situación, la espada pedía sangre y sangre tendría.

El almirante Dayorowsky estaba observando desde la atalaya como salia su compañero Nikolovsky con la compañía de sus temidos guerreros dispuestos para una nueva batalla, pero en la lontananza apareció un angosto samurai fornido y con ganas de terminar con todo lo que se movía. El samurai, apodado jaslandoski, blandió su espada intentando imponer allí su ley, pero sin más, no lo consiguió porque eran demasiados yakuzas para él, pero no se arrugó y empezó a aniquilarlos uno tras otro con su espada samurai. Detectó que todo lo que parecía ser bueno no lo era, lo que era malo, tampoco, su desconcierto era total y cada vez estaba más confuso. Sin mediar palabra, sacó de su mochila una especie de ungüento amarillo muy espeso que una vez puesto en la espada, esta empezó a lanzar al aire una danza siniestra, haciendo que los allí presentes volvieran su mirada atónitos hacia la punta fina de su estoque. Sin más, cayeron fulminados y Jaslandoski aprovechó para asestar el golpe definitivo, que iba a hacer temblar los cimientos del castillo en el que sus enemigos se habían refugiado. Salieron uno por uno al patio de armas con las espadas en alto, pero pronto vieron que todo estaba perdido. Jaslandoski los aniquiló a todos y cada uno con la espada afilada hasta la punta.

Se podía observar en él una sonrisa sarcástica que le delataba en sus intenciones de zanjar de una vez por todas las diferencias que habían aflorado en su relación con sus detractores, pero una vez más, los rencores volvían a florecer en su interior y su desconfianza hacia los demás le hacían aun más temible y también más odiado evidentemente. Tras un recodo del camino durmió y descanso hasta que se sintió con fuerzas para continuar su peregrinaje hacia la cumbre de monte Sinaí donde se uniría a su amigo Nikolovsky con el fin de reorganizar sus tropas y planear largas noches de cerveza y desenfreno, pero cuando quiso empezar a contar cuantos seguidores tenía, observó que muchos de ellos habían caído por el camino, pero eso le iba a enviar un mensajero a su fortaleza, con intenciones muy discutibles, pero no discutidas. La suerte estaba echada, todo debía empezar a funcionar como antaño, sin embargo algo había que no le dejaba estar tranquilo, pero sabía que tenía que ir con mucho cuidado, cualquier descuido, cualquier distracción podía ser letal y no podía correr ese riesgo, tenía que ser prudente, pero a la vez osado si quería poder alcanzar su meta, una meta que cada vez era mas complicada de alcanzar pero nunca daría marcha atrás, y sabía que por el camino iba a cruzarse con muchas emboscadas, sin embargo, cuando creía que todo estaba perdido, apareció por sorpresa, el socio de Nikolovsky, alto, fornido, poderoso como nadie, acompañado de un ejercito de orcos repugnantes con deformaciones y con ganas de arrollar todo lo que encontraran a su
Salud y larga vida
Para agradecer
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Serjey

Amanecía y con los primeros rayos de sol el brujo bizenok se dispuso a conjurar a las hadas del mal, pero de repente, sin esperarlo, apreció Xio blandiendo una espada, con la que pretendía acabar con el malvado brujo Bizenok, pero no había tenido en cuenta que sus esbirros la tenían entre ceja y ceja, y que cuando se diera la vuelta, iban a caer en la trampa, y entonces apareció Chepatorrowsky, que pretendía dar una certera y mortal estocada a Bizenok, pero no fue posible, cuando se disponía a ejecutarlo, apareció Nikolovsky lanzando un haz de luz desde su cuadriga tirada por tres caballos, pero cuando todo parecía que todo iba a salir como estaba previsto, Nikovky falló el tiro y cayó al suelo de cabeza, rompìéndose el cordel que amarraba su peluca, cuando pretendía ponerse en pie, se dio de bruces contra la pared en un muro, este golpe hizo que recapacitara y sin mediar palabra se adentró en el agujero ocasionado por la explosión de la carga de dinamita que llevaba.

Una vez dentro, pudo comprender lo que el manuscrito contenía, sin embargo, todo iba a cambiar en los instantes siguientes, nunca se hubiera imaginado que el desarrollo de los acontecimientos se volvería tan turbio como el contenido indicaba.  Al leerlo no pudo contener la emoción, todo volvía a ser como al principio, nada había cambiado. El contenido del manuscrito se empezaba a aclarar, todo hacía presagiar que los acontecimientos iban a ir sucediendose uno tras otro, pero cuando todo parecía aclararse las rencillas entre los hermanos se hacían cada vez más intensas, llegando en muchos casos a ser desesperante, sin embargo el afecto sustentado por largo tiempo, hizo volver a la realidad de la situación, la espada pedía sangre y sangre tendría.

El almirante Dayorowsky estaba observando desde la atalaya como salia su compañero Nikolovsky con la compañía de sus temidos guerreros dispuestos para una nueva batalla, pero en la lontananza apareció un angosto samurai fornido y con ganas de terminar con todo lo que se movía. El samurai, apodado jaslandoski, blandió su espada intentando imponer allí su ley, pero sin más, no lo consiguió porque eran demasiados yakuzas para él, pero no se arrugó y empezó a aniquilarlos uno tras otro con su espada samurai. Detectó que todo lo que parecía ser bueno no lo era, lo que era malo, tampoco, su desconcierto era total y cada vez estaba más confuso. Sin mediar palabra, sacó de su mochila una especie de ungüento amarillo muy espeso que una vez puesto en la espada, esta empezó a lanzar al aire una danza siniestra, haciendo que los allí presentes volvieran su mirada atónitos hacia la punta fina de su estoque. Sin más, cayeron fulminados y Jaslandoski aprovechó para asestar el golpe definitivo, que iba a hacer temblar los cimientos del castillo en el que sus enemigos se habían refugiado. Salieron uno por uno al patio de armas con las espadas en alto, pero pronto vieron que todo estaba perdido. Jaslandoski los aniquiló a todos y cada uno con la espada afilada hasta la punta.

Se podía observar en él una sonrisa sarcástica que le delataba en sus intenciones de zanjar de una vez por todas las diferencias que habían aflorado en su relación con sus detractores, pero una vez más, los rencores volvían a florecer en su interior y su desconfianza hacia los demás le hacían aun más temible y también más odiado evidentemente. Tras un recodo del camino durmió y descanso hasta que se sintió con fuerzas para continuar su peregrinaje hacia la cumbre de monte Sinaí donde se uniría a su amigo Nikolovsky con el fin de reorganizar sus tropas y planear largas noches de cerveza y desenfreno, pero cuando quiso empezar a contar cuantos seguidores tenía, observó que muchos de ellos habían caído por el camino, pero eso le iba a enviar un mensajero a su fortaleza, con intenciones muy discutibles, pero no discutidas. La suerte estaba echada, todo debía empezar a funcionar como antaño, sin embargo algo había que no le dejaba estar tranquilo, pero sabía que tenía que ir con mucho cuidado, cualquier descuido, cualquier distracción podía ser letal y no podía correr ese riesgo, tenía que ser prudente, pero a la vez osado si quería poder alcanzar su meta, una meta que cada vez era mas complicada de alcanzar pero nunca daría marcha atrás, y sabía que por el camino iba a cruzarse con muchas emboscadas, sin embargo, cuando creía que todo estaba perdido, apareció por sorpresa, el socio de Nikolovsky, alto, fornido, poderoso como nadie, acompañado de un ejercito de orcos repugnantes con deformaciones y con ganas de arrollar todo lo que encontraran a su paso, subiendo por la ladera
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DAYOLI

Amanecía y con los primeros rayos de sol el brujo bizenok se dispuso a conjurar a las hadas del mal, pero de repente, sin esperarlo, apreció Xio blandiendo una espada, con la que pretendía acabar con el malvado brujo Bizenok, pero no había tenido en cuenta que sus esbirros la tenían entre ceja y ceja, y que cuando se diera la vuelta, iban a caer en la trampa, y entonces apareció Chepatorrowsky, que pretendía dar una certera y mortal estocada a Bizenok, pero no fue posible, cuando se disponía a ejecutarlo, apareció Nikolovsky lanzando un haz de luz desde su cuadriga tirada por tres caballos, pero cuando todo parecía que todo iba a salir como estaba previsto, Nikovky falló el tiro y cayó al suelo de cabeza, rompìéndose el cordel que amarraba su peluca, cuando pretendía ponerse en pie, se dio de bruces contra la pared en un muro, este golpe hizo que recapacitara y sin mediar palabra se adentró en el agujero ocasionado por la explosión de la carga de dinamita que llevaba.

Una vez dentro, pudo comprender lo que el manuscrito contenía, sin embargo, todo iba a cambiar en los instantes siguientes, nunca se hubiera imaginado que el desarrollo de los acontecimientos se volvería tan turbio como el contenido indicaba.  Al leerlo no pudo contener la emoción, todo volvía a ser como al principio, nada había cambiado. El contenido del manuscrito se empezaba a aclarar, todo hacía presagiar que los acontecimientos iban a ir sucediendose uno tras otro, pero cuando todo parecía aclararse las rencillas entre los hermanos se hacían cada vez más intensas, llegando en muchos casos a ser desesperante, sin embargo el afecto sustentado por largo tiempo, hizo volver a la realidad de la situación, la espada pedía sangre y sangre tendría.

El almirante Dayorowsky estaba observando desde la atalaya como salia su compañero Nikolovsky con la compañía de sus temidos guerreros dispuestos para una nueva batalla, pero en la lontananza apareció un angosto samurai fornido y con ganas de terminar con todo lo que se movía. El samurai, apodado jaslandoski, blandió su espada intentando imponer allí su ley, pero sin más, no lo consiguió porque eran demasiados yakuzas para él, pero no se arrugó y empezó a aniquilarlos uno tras otro con su espada samurai. Detectó que todo lo que parecía ser bueno no lo era, lo que era malo, tampoco, su desconcierto era total y cada vez estaba más confuso. Sin mediar palabra, sacó de su mochila una especie de ungüento amarillo muy espeso que una vez puesto en la espada, esta empezó a lanzar al aire una danza siniestra, haciendo que los allí presentes volvieran su mirada atónitos hacia la punta fina de su estoque. Sin más, cayeron fulminados y Jaslandoski aprovechó para asestar el golpe definitivo, que iba a hacer temblar los cimientos del castillo en el que sus enemigos se habían refugiado. Salieron uno por uno al patio de armas con las espadas en alto, pero pronto vieron que todo estaba perdido. Jaslandoski los aniquiló a todos y cada uno con la espada afilada hasta la punta.

Se podía observar en él una sonrisa sarcástica que le delataba en sus intenciones de zanjar de una vez por todas las diferencias que habían aflorado en su relación con sus detractores, pero una vez más, los rencores volvían a florecer en su interior y su desconfianza hacia los demás le hacían aun más temible y también más odiado evidentemente. Tras un recodo del camino durmió y descanso hasta que se sintió con fuerzas para continuar su peregrinaje hacia la cumbre de monte Sinaí donde se uniría a su amigo Nikolovsky con el fin de reorganizar sus tropas y planear largas noches de cerveza y desenfreno, pero cuando quiso empezar a contar cuantos seguidores tenía, observó que muchos de ellos habían caído por el camino, pero eso le iba a enviar un mensajero a su fortaleza, con intenciones muy discutibles, pero no discutidas. La suerte estaba echada, todo debía empezar a funcionar como antaño, sin embargo algo había que no le dejaba estar tranquilo, pero sabía que tenía que ir con mucho cuidado, cualquier descuido, cualquier distracción podía ser letal y no podía correr ese riesgo, tenía que ser prudente, pero a la vez osado si quería poder alcanzar su meta, una meta que cada vez era mas complicada de alcanzar pero nunca daría marcha atrás, y sabía que por el camino iba a cruzarse con muchas emboscadas, sin embargo, cuando creía que todo estaba perdido, apareció por sorpresa, el socio de Nikolovsky, alto, fornido, poderoso como nadie, acompañado de un ejercito de orcos repugnantes con deformaciones y con ganas de arrollar todo lo que encontraran a su paso, subiendo por la ladera de la escabrosa montaña, llegó
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Una vez dentro, pudo comprender lo que el manuscrito contenía, sin embargo, todo iba a cambiar en los instantes siguientes, nunca se hubiera imaginado que el desarrollo de los acontecimientos se volvería tan turbio como el contenido indicaba.  Al leerlo no pudo contener la emoción, todo volvía a ser como al principio, nada había cambiado. El contenido del manuscrito se empezaba a aclarar, todo hacía presagiar que los acontecimientos iban a ir sucediendose uno tras otro, pero cuando todo parecía aclararse las rencillas entre los hermanos se hacían cada vez más intensas, llegando en muchos casos a ser desesperante, sin embargo el afecto sustentado por largo tiempo, hizo volver a la realidad de la situación, la espada pedía sangre y sangre tendría.

El almirante Dayorowsky estaba observando desde la atalaya como salia su compañero Nikolovsky con la compañía de sus temidos guerreros dispuestos para una nueva batalla, pero en la lontananza apareció un angosto samurai fornido y con ganas de terminar con todo lo que se movía. El samurai, apodado jaslandoski, blandió su espada intentando imponer allí su ley, pero sin más, no lo consiguió porque eran demasiados yakuzas para él, pero no se arrugó y empezó a aniquilarlos uno tras otro con su espada samurai. Detectó que todo lo que parecía ser bueno no lo era, lo que era malo, tampoco, su desconcierto era total y cada vez estaba más confuso. Sin mediar palabra, sacó de su mochila una especie de ungüento amarillo muy espeso que una vez puesto en la espada, esta empezó a lanzar al aire una danza siniestra, haciendo que los allí presentes volvieran su mirada atónitos hacia la punta fina de su estoque. Sin más, cayeron fulminados y Jaslandoski aprovechó para asestar el golpe definitivo, que iba a hacer temblar los cimientos del castillo en el que sus enemigos se habían refugiado. Salieron uno por uno al patio de armas con las espadas en alto, pero pronto vieron que todo estaba perdido. Jaslandoski los aniquiló a todos y cada uno con la espada afilada hasta la punta.

Se podía observar en él una sonrisa sarcástica que le delataba en sus intenciones de zanjar de una vez por todas las diferencias que habían aflorado en su relación con sus detractores, pero una vez más, los rencores volvían a florecer en su interior y su desconfianza hacia los demás le hacían aun más temible y también más odiado evidentemente. Tras un recodo del camino durmió y descanso hasta que se sintió con fuerzas para continuar su peregrinaje hacia la cumbre de monte Sinaí donde se uniría a su amigo Nikolovsky con el fin de reorganizar sus tropas y planear largas noches de cerveza y desenfreno, pero cuando quiso empezar a contar cuantos seguidores tenía, observó que muchos de ellos habían caído por el camino, pero eso le iba a enviar un mensajero a su fortaleza, con intenciones muy discutibles, pero no discutidas. La suerte estaba echada, todo debía empezar a funcionar como antaño, sin embargo algo había que no le dejaba estar tranquilo, pero sabía que tenía que ir con mucho cuidado, cualquier descuido, cualquier distracción podía ser letal y no podía correr ese riesgo, tenía que ser prudente, pero a la vez osado si quería poder alcanzar su meta, una meta que cada vez era mas complicada de alcanzar pero nunca daría marcha atrás, y sabía que por el camino iba a cruzarse con muchas emboscadas, sin embargo, cuando creía que todo estaba perdido, apareció por sorpresa, el socio de Nikolovsky, alto, fornido, poderoso como nadie, acompañado de un ejercito de orcos repugnantes con deformaciones y con ganas de arrollar todo lo que encontraran a su paso, subiendo por la ladera de la escabrosa montaña, llegó hasta lo más alto de
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DAYOLI

Amanecía y con los primeros rayos de sol el brujo bizenok se dispuso a conjurar a las hadas del mal, pero de repente, sin esperarlo, apreció Xio blandiendo una espada, con la que pretendía acabar con el malvado brujo Bizenok, pero no había tenido en cuenta que sus esbirros la tenían entre ceja y ceja, y que cuando se diera la vuelta, iban a caer en la trampa, y entonces apareció Chepatorrowsky, que pretendía dar una certera y mortal estocada a Bizenok, pero no fue posible, cuando se disponía a ejecutarlo, apareció Nikolovsky lanzando un haz de luz desde su cuadriga tirada por tres caballos, pero cuando todo parecía que todo iba a salir como estaba previsto, Nikovky falló el tiro y cayó al suelo de cabeza, rompìéndose el cordel que amarraba su peluca, cuando pretendía ponerse en pie, se dio de bruces contra la pared en un muro, este golpe hizo que recapacitara y sin mediar palabra se adentró en el agujero ocasionado por la explosión de la carga de dinamita que llevaba.

Una vez dentro, pudo comprender lo que el manuscrito contenía, sin embargo, todo iba a cambiar en los instantes siguientes, nunca se hubiera imaginado que el desarrollo de los acontecimientos se volvería tan turbio como el contenido indicaba.  Al leerlo no pudo contener la emoción, todo volvía a ser como al principio, nada había cambiado. El contenido del manuscrito se empezaba a aclarar, todo hacía presagiar que los acontecimientos iban a ir sucediendose uno tras otro, pero cuando todo parecía aclararse las rencillas entre los hermanos se hacían cada vez más intensas, llegando en muchos casos a ser desesperante, sin embargo el afecto sustentado por largo tiempo, hizo volver a la realidad de la situación, la espada pedía sangre y sangre tendría.

El almirante Dayorowsky estaba observando desde la atalaya como salia su compañero Nikolovsky con la compañía de sus temidos guerreros dispuestos para una nueva batalla, pero en la lontananza apareció un angosto samurai fornido y con ganas de terminar con todo lo que se movía. El samurai, apodado jaslandoski, blandió su espada intentando imponer allí su ley, pero sin más, no lo consiguió porque eran demasiados yakuzas para él, pero no se arrugó y empezó a aniquilarlos uno tras otro con su espada samurai. Detectó que todo lo que parecía ser bueno no lo era, lo que era malo, tampoco, su desconcierto era total y cada vez estaba más confuso. Sin mediar palabra, sacó de su mochila una especie de ungüento amarillo muy espeso que una vez puesto en la espada, esta empezó a lanzar al aire una danza siniestra, haciendo que los allí presentes volvieran su mirada atónitos hacia la punta fina de su estoque. Sin más, cayeron fulminados y Jaslandoski aprovechó para asestar el golpe definitivo, que iba a hacer temblar los cimientos del castillo en el que sus enemigos se habían refugiado. Salieron uno por uno al patio de armas con las espadas en alto, pero pronto vieron que todo estaba perdido. Jaslandoski los aniquiló a todos y cada uno con la espada afilada hasta la punta.

Se podía observar en él una sonrisa sarcástica que le delataba en sus intenciones de zanjar de una vez por todas las diferencias que habían aflorado en su relación con sus detractores, pero una vez más, los rencores volvían a florecer en su interior y su desconfianza hacia los demás le hacían aun más temible y también más odiado evidentemente. Tras un recodo del camino durmió y descanso hasta que se sintió con fuerzas para continuar su peregrinaje hacia la cumbre de monte Sinaí donde se uniría a su amigo Nikolovsky con el fin de reorganizar sus tropas y planear largas noches de cerveza y desenfreno, pero cuando quiso empezar a contar cuantos seguidores tenía, observó que muchos de ellos habían caído por el camino, pero eso le iba a enviar un mensajero a su fortaleza, con intenciones muy discutibles, pero no discutidas. La suerte estaba echada, todo debía empezar a funcionar como antaño, sin embargo algo había que no le dejaba estar tranquilo, pero sabía que tenía que ir con mucho cuidado, cualquier descuido, cualquier distracción podía ser letal y no podía correr ese riesgo, tenía que ser prudente, pero a la vez osado si quería poder alcanzar su meta, una meta que cada vez era mas complicada de alcanzar pero nunca daría marcha atrás, y sabía que por el camino iba a cruzarse con muchas emboscadas, sin embargo, cuando creía que todo estaba perdido, apareció por sorpresa, el socio de Nikolovsky, alto, fornido, poderoso como nadie, acompañado de un ejercito de orcos repugnantes con deformaciones y con ganas de arrollar todo lo que encontraran a su paso, subiendo por la ladera de la escabrosa montaña, llegó hasta lo más alto de la montaña, desde allí podía
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Se podía observar en él una sonrisa sarcástica que le delataba en sus intenciones de zanjar de una vez por todas las diferencias que habían aflorado en su relación con sus detractores, pero una vez más, los rencores volvían a florecer en su interior y su desconfianza hacia los demás le hacían aun más temible y también más odiado evidentemente. Tras un recodo del camino durmió y descanso hasta que se sintió con fuerzas para continuar su peregrinaje hacia la cumbre de monte Sinaí donde se uniría a su amigo Nikolovsky con el fin de reorganizar sus tropas y planear largas noches de cerveza y desenfreno, pero cuando quiso empezar a contar cuantos seguidores tenía, observó que muchos de ellos habían caído por el camino, pero eso le iba a enviar un mensajero a su fortaleza, con intenciones muy discutibles, pero no discutidas. La suerte estaba echada, todo debía empezar a funcionar como antaño, sin embargo algo había que no le dejaba estar tranquilo, pero sabía que tenía que ir con mucho cuidado, cualquier descuido, cualquier distracción podía ser letal y no podía correr ese riesgo, tenía que ser prudente, pero a la vez osado si quería poder alcanzar su meta, una meta que cada vez era mas complicada de alcanzar pero nunca daría marcha atrás, y sabía que por el camino iba a cruzarse con muchas emboscadas, sin embargo, cuando creía que todo estaba perdido, apareció por sorpresa, el socio de Nikolovsky, alto, fornido, poderoso como nadie, acompañado de un ejercito de orcos repugnantes con deformaciones y con ganas de arrollar todo lo que encontraran a su paso, subiendo por la ladera de la escabrosa montaña, llegó hasta lo más alto de la montaña, desde allí podía ver todo lo que pasaba
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